Imagina esto, estás una tarde como de costumbre en tu acondicionada y ambientada a base de canciones comerciales tienda de ropa, con tus amigas con tanta vacuidad en la cabeza equivalente al calor humano de un centro comercial, de esos que tanto te hacen chorrear de entre las piernas.
Tras toda una tarde en el probador vistiendo ropa que abriga menos que el ir desnudo, y de echarte fotos para colapsar tu red social con las superficiales de tus amigas poniendo morritos, cuando salís cargadas con bolsas de la tienda…. Algo ocurre.
Un calambre recorre tu espalda, te quedas parada, en blanco, tus acompañantes se alejan sin percatarse de tu situación (nunca dijeron que fueran buenas amigas), cuando una sombra serpentea por tu débil y acomplejado cuerpo. Una sombra que cobra forma acerca sus labios a tu oído y captas una pregunta de su aliento:
¿En qué te has convertido?
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Son muchas las veces que me han explicado como debe ser un hombre, desde temas tan extensos y repetidos tantas veces que dejaron su significado con los años como el famoso “Un hombre siempre cumple su palabra” hasta la burrada pronunciada por tantos padres alcohólicos creadores de niños frustrados como “Los hombres nunca lloran”.
Pues ahora es vuestro turno, gracias a años de investigación y misoginia he dado por fin con las claves para que no te pierdas en los extensos caminos con forma de grandes almacenes y te conviertas en una mujer.
ADVERTENCIA: si eres una extrema feminista, o bien solo un adolescente ingenuo que defiende la causa femenina para poder follar con más constancia, te animo a que me insultes. Un comentario de protesta hacia mí, a mis ojos es equivalente a una pataleta infantil en la vida real.
- ¿Para qué ser una pared, pudiendo ser persona?
Empecemos por lo básico. Si quieres ser una mujer de verdad, no te maquilles. Te las pasas incontables veces en el mismo lugar donde descansan tus heces manipulando lápices como si fueras un mocoso de guardería pero en lugar de pintar en folios, te pintas la cara, cosa que te reduce ha algo peor que lo anterior. Esto lo haces solo para que los demás crean que eres la protagonista de un anuncio de colonia. A una mujer de verdad le da igual como la vean, por eso el maquillarse le parece una acción estúpida heredada de las continúas burlas de su infancia siendo: “No quiero que me mires, porque soy inferior” el único mensaje que trasmite.
- Nunca quisiste ser jardinera….
….Así que no segues tu cuerpo. Nunca ha existido algo más inútil que la depilación. Os quejáis de la ablación o del “burka” siendo la depilación el fetiche anti-mujer de occidente. Una verdadera mujer, no va un día de playa con su cuerpo tapado porque se le olvidó depilarse, sino que, además presume de estar por encima de las que lo hacen porque evidentemente, no son mujeres de verdad.
Muchas novatas en esto de ser mujer diréis lo de siempre: “ooooh que asco…no podría soportarlo”, pero cuando lo penséis más detenidamente llegareis a la conclusión de que esa capa que tanto evitas con la depilación, es lo mismo que tanto cuidas y está tu cabeza.
¿Sería demasiado cruel asegurar de que me refería al pelo? “risas enlatadas”
Amanda Palmer, mostrando sus pequeñas obras de arte... Toda una mujer.
3. Lo mereces pero aún así, no seas tan pésima
No sé si os habéis dado cuenta pero os pasáis las veinticuatro horas al día pensando en vuestros defectos (seguro que también lo soñáis) en lugar de pensar maneras de poder evitarlos, es tan sencillo como:
Estás gorda---------) haz ejercicio
Eres fea-------------) cultiva tu mente
Eres tonta----------) siempre se han echado en falta más reponedores en supermercados
Eres puta-----------) búscate otro trabajo
Pero si tu problema es crónico, entonces sé lo bastante mujer de vivir con ello y alejándote del mundo que más te recuerda lo ineficientemente “bellanoréxica” que tienes que ser y ábrete a nuevos horizontes como el que se alegra que hayas dejado de ser la mierda que eras.
- Último y mas importante: sé tú.
Te lo explicaré con un ejemplo:
Conoces a alguien por Internet, te parece interesante, maduro, te respeta, te diviertes conversando con el y después de mucha imaginación femenina y ansias de no sentirte sola te dices:
- “aah, mi príncipe azul…
Pero tu ansia no se frena aquí, quieres conocerlo en persona, quieres que las conversaciones que tuviste con él en el pasado se repitan en forma de su voz y no de letras “times new roman” en una ventana de Messenger. Por eso un buen día llegáis a un acuerdo y quedáis en la estación de tren de tu ciudad.
Te da miedo ir sola por eso tus amigas te acompañan, amigas que se quedaron igual de sorprendidas que tu cuando por esas puertas mecánicas de tren salió un joven normal, sin músculos sin acento sudaca y sin ropa de marca.
Nunca pensaste que te enamorarías de alguien así si lo vieras en una discoteca y te invitara a bailar, pero tenéis tanto en común que con todos sus defectos se convierte en el hombre de tus sueños. Cuando voces “arpiescas” suenan de las bocas de tus amigas…
- oigh no tiene músculos…
- aagh no es rubio…
- huuiig todavía no te ha emborrachado…
Y tú para evitar ser el centro de las burlas le dices que lo vuestro es imposible, y esa misma tarde un tren de vuelta a su destino se llevó a esa persona que tenía huevos de aguantarte….
Aaah, las amigas, esas chicas que te ayudan en los momentos difíciles regalándote perchas para abortar, las mismas que dicen no soportar que los babosos sedientos de sexo las persigan siendo esos pobres diablos almas sacrificadas para aumentar su autoestima, esas que te impiden evolucionar como mujer. Está bien que te lleves bien con ellas, pero por favor…. Toma tus propias decisiones y serás una mujer, y no la nueva barbie marioneta.
Conclusión: si eres mujer y lees esto e intentas parecerte al estereotipo que te propongo antes de calificarme de machista, te aplaudo porque alguien que intenta superarse y le importa una mierda lo que escriba alguien sobre sus fallos, merece ser llamada mujer.
