sábado, 29 de enero de 2011

viernes, 7 de enero de 2011

MUNDO JÓDETE (2ª pers. imp. joder)

“En la lengua Castellana existen tantos verbos como cretinos hablan la lengua
Castellana”

Vicious.


Amenizo esta reflexión con una de mis bonitas y cínicas frases porque voy a empezar hablando de algo relacionado con la ya mencionada locución… no, no te voy a llover a golpes con clases baratas de filología, aunque te haría falta, porque seguro que eres de esa gentuza que confunde los movimientos del viento en el agua con una forma de saludo… (Si coges ese chiste házmelo saber, genio).

Como ya he dicho, existen muchos verbos en la lengua castellana, pero el tiempo verbal que más oigo (yo no escucho a nadie) por mis alrededores es el imperativo:

-“ESTUDIA”

-“TRABAJA”

-“VUELVE TEMPRANO”

-“TRATA BIEN A TUS COMPAÑEROS”

- “NO TE SAQUES LA POLLA DELANTE DE LA IGLESIA”


Parece que a todo el mundo le ha dado por sentir placer sexual al vomitar órdenes de sus malogradas bocas destruyendo la paciencia de todos los oyentes y lo que es peor, mi paciencia. No hay nada más desagradable que tener a un gordo rebozado en sudor y con una hortera corbata colgándole del cuello mientras canta al ritmo de sus gestos lo importante que son los balances que debes terminar y entregar a primera hora de la mañana en su despacho de luz tenue y vacía, tanto es la desesperación que por un momento y con una pequeña sonrisa en la cara imaginas que la corbata se convierte en una soga amarrada a una lámpara.


Entonces piensas:

“¿Esto era lo que quería cuando tenía 18 años, un joven que desprendía esperanza y amor por el futuro, con ganas de formar parte de una generación que mejorase la calidad de vida de los que lo rodean y que por supuesto esperaba un futuro brillante al haber escogido una carrera sólida y con salidas como es económicas?”

Entonces yo te contesto:

“Sí, haces muy bien al mundo terminando unas estúpidas balances, héroe”



Así es, en una falsa ilusión de eterna longevidad desperdiciamos la mejor época de nuestra vida compitiendo como hienas hambrientas encerradas en corazas de carne, intentando sacar una buena puntuación para acceder a una buena universidad, graduarnos en una buena carrera, encontrar un buen trabajo, tener esposa e hijos y acabar en un asilo con una sábana de cuadros tapando nuestras piernas, negadas por la edad y enterradas en orina, mientras, mirando por la ventana, el único entretenimiento de nuestra sucia habitación de dos metros cuadrados, observaremos a los jóvenes, felices, rebosantes de futuro y con una sonrisa despiadadamente cargada de cinismo nos regocijaremos en el único y triste consuelo de que sus vidas acabarán también en una bonita silla de ruedas.

Me centraré ahora un poco en los estudios, ese camino que recorre toda persona que desea sobrevivir con un techo en su cabeza y que por alguna extraña razón despierta el gusto de cualquier incauto de jugar a ser Dios, pues como si la selección natural corriera a cargo de su opinión y orden, atilda algunas  asignaturas de inútiles. Nunca falta el “fumapollas” que abre la boca y gruñe como un animal dejando escapar estas palabras:


“la filosofía no sirve para nada”.


Tienes razón, la filosofía no te va a servir para entrar en una buena empresa en la que tu principal trabajo será el de lamer el grasiento culo de tu jefe, tampoco te va a servir para construir una central nuclear, tampoco te va a servir para abrir un negocio, tampoco para empezar una guerra, tampoco para gobernar un país…

En resumen, la filosofía no sirve al estado, y si no sirve al estado no sirve para nada.


Es evidente que un filósofo nunca llegará a triunfar en la vida, un economista si, por supuesto, disfrutará de un buen trabajo, una familia y una muerte bañada en sus propias heces, la misma vida de siempre, para todo el mundo por los siglos de los siglos.


No, yo no quiero eso… yo quiero viajar en moto por Europa, en barco por el atlántico, quiero ir de Australia a Rusia, de Rusia a Canadá, de Canadá a China, de China a Marte y de Marte a Móstoles. También quiero comer más helado, quiero formar un grupo de rock cutre de garaje, quiero conocer a todo el mundo, llevarme una buena enseñanza de cada diálogo en el que participe, quiero probarlo todo no quiero morir sin saber a que sabe la Luna o el LSD, no quiero vivir por nada, no quiero vivir por nadie, quiero vivir por el simple hecho de vivir, de amar la vida, agarrarla por los brazos con fuerza y besarla, besarla sin miedo, hasta que su significado invada mi alma y me convierta en el superhombre del que tanto habló Nietzsche y que tan poco lo escucharon…

Y el día de mi muerte, con las cataratas del Niágara al fondo, y a diez segundos de mi desaparición, sonreir, sonreirle a la vida porque, a pesar de todo y aunque difícil parezca la habré vivido.


Tú sabrás el PIM de tu país, te lo ha enseñado la economía. Yo prefiero vivir, me lo ha enseñado la filosofía.

Vicious.