domingo, 19 de diciembre de 2010

"HISTORIAS DE MI VIDA"


Para despertar la morbosidad de mis lectores, he creado esta recién  inaugurada sección, en la que cuando me sienta generoso de darle un sentido a vuestras ridículas vidas escribiré un relato, sobre algún hecho insólito que me haya ocurrido.

No hace falta que me lo agradezcáis. (Si eres mujer, puedes agradecérmelo enviándome una foto de tus tetas).


El otro día, cansado de tanto trabajar en mi nuevo trabajo de crítico de cine porno, decidí salir un rato a la calle con unos colegas, para desconectar de tanto mete y saca pixelado.

Después de un rato haciendo como que las cosas que mis amigos me decían me parecían interesantes, sentí una temblorosa voz que me llamaba a mi espalda, entonces giré mi cara con desprecio para ver que estúpido mugriento me estaba molestando ahora con su hambre y pobreza para intentar despertar mi inexistente amor fraternal por mi especie queriendo que le diera algunas monedas.

Fue grande la sorpresa que me llevé cuando delante de mi, había un chaval de baja estatura y vestido de “raperito” mientras me preguntaba si me acordaba de él.

En un principio no dije nada, y lo miré con cara de asco, cuando después caí en la cuenta de quien era, un antiguo amigo del instituto, nos dimos un abrazo, actualizamos nuestros sucesos el uno a otro y cuando menos lo esperaba… plaf¡ se pegó a mi toda la noche…

Pero la cosa empezó a extrañarme cuando todo el mundo lo señalaba, y le paraba en la calle para hablar con él, y no lo hicieran conmigo… entonces le cogí de las solapas del cuello lo empotré contra el escaparate más cercano y le pregunté:

-         ¿qué coño está pasando aquí?

Entonces me contó que rapeaba, que conocía a famosos de ese mundo y también había rapeado con ellos. ( Dios odio las palabras derivadas de “rap”… cuando las escribo aparecen las malditas rayas rojas como si escribiera un niño de preescolar).

Bueno, volviendo al tema, me sorprendí de haberme encontrado no solo a una persona que hacía años que no veía, sino que además era popular entre los adolescentes, cosa que exprimió mi vena artística cuando llegamos a un Mc donals.

Allí, después de decirle treinta veces y de usar la violencia para decirle que no me invitara que mi estómago no engulle porquerías nos sentamos mis colegas incluido el famosillo en la misma mesa, cuando, sin previo aviso llegaron unos mocosos pidiéndole autógrafos.

Lo mejor fue que no solo le pidieron autógrafos al “gansta” sino que nos pidieron autografos a todos, ya se veía al lejos que esos niñatos no sabían lo que hacían…

Entonces aferré mi mano al bolígrafo, miré con maldad al infante y realicé mi firma artística:


Después iba saltando por todo el restaurante muy contento porque le había firmado gritando: “papá mira tengo un autógrafo”.

Lástima que los padres estaban fuera, porque me hubiera encantado ver su cara al ver la gran inocencia de su hijo y la gran.....firma de un servidor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario